La gastronomía griega en general es una gran desconocida, y carece del prestigio que poseen otras cocinas tradicionales. Y sin embargo, los fogones atenienses pueden ofrecer platos realmente sorprendentes. Unos platos que siempre están elaborados con ingredientes típicos de los países mediterráneos. Pero si por algo se distingue la tradición culinaria helena es porque es fruto no sólo de su geografía, sino también de la historia del país, que tradicionalmente ha sido un punto de encuentro entre oriente y occidente.
Son sabores que siempre recuerdan a otros platos tal vez más famosos, pero que sin embargo tienen su identidad propia y única. Por ejemplo, un souvlaki puede evocar al kebab turco, o el queso fetá puede recordarnos a algunos de nuestros quesos. Algo similar pasa con la moussaka, la cual tiene cierto parecido con la archifamosa lasagna italiana, pero sin embargo es diferente, bien diferente.
Numerosos restaurantes incluyen la moussaka en sus cartas. Y desde luego, hay algunos lugares donde se puede degustar este contundente plato apreciando toda la calidad de sus productos y el modo de cocinarlos. Sin embargo, si se tiene la ocasión de comer una moussaka casera se descubrirá, como siempre ocurre en todos los casos, la verdadera cocina griega.
La receta de la moussaka
Los ingredientes que se utilizan en su elaboración no pueden ser más populares. Cebolla, ajo, tomate, el imprescindible aceite de oliva, sal, orégano, pimienta, las verdaderas protagonistas del plato que son las berenjenas y la carne picada que le otorga contundencia a todo la mezcla. Una carne para la que se puede usar ternera, cordero o cerdo, siendo éstas dos últimas las más habituales.
Con ello se hace un sofrito al que finalmente se le añade la carne picada, mientras que las berenjenas fileteadas se fríen aparte para luego mezclarlo todo por capas, meterlo al horno y cubrirlo con una bechamel que lo une todo. El resultado es de un fuerte sabor por sus ingredientes y por las especias que se usan en su elaboración. Cualquiera que la haya probado lo sabe, tomar una buena ración de una moussaka tradicional le quita el hambre a cualquiera.
Es más, la contundencia del plato la hace más recomendable al mediodía, porque por la noche puede provocar cierta pesadez si uno se pasa con la ración. Pero allá cada cual con sus digestiones, porque la moussaka siempre está buena, y más aún si se elabora al modo tradicional.
photo credit: avlxyz via photopin cc Escrito por Armando Cerra