Esta zona en el centro de Bruselas y muy cercana a la Plaza Real es un pequeño barrio muy elegante con una tremenda carga histórica que ahora se traduce en un ambiente refinado, ideal para dar un paseo y ver escaparates donde realizar compras.

Iglesia de Notre Dame de Sablon

Esta iglesia data del siglo XV y por lo tanto es un excelente ejemplo de la típica arquitectura del gótico flamígero, la variante más sofisticada y recargada de este estilo artístico, sin duda, el más acorde con la presencia estética del resto del barrio. De esta iglesia destacan las hermosas vidrieras que bañan de luz su interior.

La Plaza del Petit Sablon

A las espaldas de esta plaza y junto a la iglesia de Notre Dame de Sablon se desarrollan unos bellos jardines. Esta plaza se abrió a finales del siglo XIX y en la actualidad queda dominada por la estatua de los condes Egmont y Hornes, unos nobles que fueron mandados ejecutar mediante una decapitación en el siglo XVI por el duque de Alba. Esta estatua en origen se encontraba en la Grand Place, pero fue trasladada hasta aquí, y hoy en día queda rodeada por otras esculturas de relevantes humanistas y sabios de aquel siglo XVI.

Por cierto, tras los jardines está el Palais de Egmont, construido originalmente en el siglo XVI, pero que fue arrasado por un incendio, tras lo que se remodeló en el siglo XX, y su elegancia hace que sea un excelente salón de recepciones de carácter institucional.

La Plaza del Grand Sablon

Muy próxima a la plaza pequeña se encuentra la grande, unidas ambas por la rue des Sablons. En ella han vivido tradicionalmente las familias aristocráticas y los más poderosos burgueses de la ciudad.

Con el paso del tiempo, hoy esa atmósfera glamurosa es la que envuelve a una de las zonas comerciales más elegantes de Bruselas, principalmente especializada en el comercio de antigüedades. Por ello los turistas amantes de este tipo de productos tienen una cita obligada en esta plaza y su entorno. Eso sí, como se puede deducir no son objetos para todos los bolsillos, y la clientela suele ser acaudalada.

No obstante, para cambiar el sabor de boca y poderse dar un capricho, las tiendas de antigüedades del Sablon conviven con algunos de los más prestigiosos establecimientos de alimentación y delicatessen, sobre todo de dulces y chocolates. Entre ellos parece obligado echar una ojeada y salivar ante los escaparates de la Patisserie Wittamer y la Pierre Marcolini, ambas con un surtido de chocolates artesanales de una calidad exquisita.

photo credit: Place du Petit Sablon via photopin (license)

Escrito por Armando Cerra