El Areópago se sitúa al oeste de la colina de la Acrópolis, y es precisamente otro pequeño monte integrado en el casco urbano de Atenas. Pero no es un montecillo cualquiera. En realidad se trata del lugar que durante siglos, desde el V antes de Cristo hasta la quinta centuria de nuestra Era, fue la sede del consejo que regía la justicia de la ciudad.
La Colina de Ares
Colina de Ares vendría a ser la traducción de Areópago. En la actualidad, aquí solo quedan las leyendas mitológicas que envuelven la atmósfera del lugar. Pero, lamentablemente, queda muy pocos restos materiales de su historia.
Hoy al visitar este espacio se puede apreciar que se trata de un colina que es un gran bloque de mármol, en cuya superficie se aprecian muchos cortes, tanto en su cúspide como en sus laderas, y esos son los escasos restos arqueológicos de los edificios que aquí hubo.
No obstante, merece la pena ascender sus pocos más de 100 metros de altura para contemplar una perspectiva aérea de la vecina Ágora Antigua, así como proporciona una vista diferente de la Acrópolis y los grandes templos de su cima.
Y otro de los motivos para visitar el Areópago es llegar hasta una placa de bronce que evoca el discurso que según la Biblia pronunció aquí San Pablo en su cristianización de la población griega. De hecho, muchos creyentes del Cristianismo y del Catolicismo que organizan viajes a Grecia tienen en la visita al Areópago un lugar clave en su recorrido.
Un mirador privilegiado
Pero más allá de las creencias de cada cual y de las leyendas que rodean muchos enclaves atenienses, la visita al Areópago es un grato paseo por el pasado de la ciudad. Una caminata pisando mármol propiamente dicho y entre restos arqueológicos, para finalmente llegar a su punto más alto.
Un mirador ideal para contemplar todo el entramado viario de Atenas, tanto el moderno como el antiguo, que es el más próximo a este lugar. Pero además, desde su cima se pueden ver el resto de colinas, que como hitos naturales que dominan toda la urbe. No sólo se dispone de una panorámica idónea de la Acrópolis. También se divisa la Colina Filopappos o Colina de las Musas. O se ve un poco más lejos y de un tamaño menor la Colina del Pnix, otro de los lugares claves en la historia de la Atenas Clásica, ya que allí surgió realmente la democracia, al ser el lugar de la asamblea de la población y al que acudían personajes de Demóstenes, Pericles o Temístocles para inaugurar una nueva era en las ideas políticas.
Dirección: Areópago, Atenas
Autobús:
- Lineas con parada en las inmediaciones del Areópago: 035, 040, 106, 126, 136, 137, 227, 230, 550, A2, B22
Tranvía:
- Lineas 1, 5, 10, 15
Metro:
- St. Akropoli: M2
- Stathmos Isap Monastiraki: M1, M3