El Museo del Cómic de Bruselas es toda una institución cultural en el país, y es que Bélgica ha dado algunos de los más grandes creadores de viñetas del mundo. Y de hecho, aquí el cómic está considerado como el noveno arte.

El edificio del Museo del Cómic

El Museo del Cómico o Centre Belge de la Bande Dessiné se sitúa en el boulevard L’Imperatrice, 1. Y ocupa el inmueble que fue una antigua fábrica textil construida en 1906. Pero se trata de una fábrica construida con el diseño de art nouveau concebido por el arquitecto Víctor Horta. Por lo cual la mera contemplación del interior del edificio ya merece la pena, sobre todo por la elegante escalinata que parte del patio central. Un patio que se ilumina con una airosa claraboya de vidrio que baña de luz todo el recinto. En homenaje a su creador, el museo acoge en su planta baja un espacio dedicado a Víctor Horta y su arquitectura modernista.

Pese a las estilizadas formas del edificio, en los años 70 tras perder su función fabril, se pensó en su demolición. Sin embargo y afortunadamente se optó por reconvertirlo en el interesante museo que es en la actualidad, todo un reclamo turístico y cultural para visitar Bruselas.

El cómic belga

¿A quién no le suena Tintín o Lucky Luke? Pues son personajes de los ilustradores Hergé y Morris, ambos belgas. Y si estos son de los más famosos, ha habido y hay cientos de artistas dedicados a esta disciplina en el país. A todos ellos se dedica el Museo del Cómic.

Como no podía ser de otra manera, la visita al museo es de lo más ameno y divertido, porque prácticamente todo se articula a partir de esos personajes de los tebeos. Dando un repaso a la vida de sus creadores, a las aventuras que viven los protagonistas y a los métodos de trabajo empleados por los ilustradores. En fin, este museo es un deleite para los amantes de las viñetas, pero también para aquellos que no son tan apasionados, porque se descubren muchas peculiaridades de este fenómeno cultural.

Las instalaciones del Museo del Cómic

La visita es adecuada tanto para niños como para mayores. Para unos y otros hay visitas guiadas y talleres didácticos. Además el museo cuenta con una de las librerías especializadas en novela gráfica y cómic, tanto clásicos como modernos, más importantes del mundo. Y como la visita se puede alargar, también existe la posibilidad de tomar algo en la brasserie que existe en el interior del propio museo.

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Escrito por Armando Cerra