Lo cierto es que los historiadores de esta ciudad no se ponen de acuerdo a la hora de dar una fecha unánime de fundación de Bruselas. Por un lado, se piensa que aquí hubo desde el siglo VII una capilla en torno a la que surgiría el germen de Bruselas con la aldea llamada Broeksele. Sin embargo, de una forma más oficial se establece el año 979 como el de la fundación bruselense. Un año en el que el Conde de Brabante mandó construir una fortaleza.
La Edad Media
Los descendientes de aquel conde, se instalarían posteriormente, en el siglo XII, en lo que hoy es la Plaza Real, y a partir de ahí sería cuando se desarrollara realmente Bruselas, ya que era un punto comercial importante en la ruta que unía Colonia y Brujas, hasta que finalmente se integró en la poderosa y próspera Liga Hanseática.
Durante todo ese periodo la ciudad alcanzó una enorme prosperidad gracias a la elaboración y comercialización de textiles de lino, paños y tapices. Un negocio que estaba en manos de las familias más poderosas, denominadas Linajes. Estos linajes ejercían no solo el poder económico sino también político. Y aunque hubo múltiples enfrentamientos entre ellos, procuraban rotarse en los cargos de gobierno para repartirse las riquezas. Mientras que los artesanos que trabajaban para ellos, para defenderse de sus abusos decidieron agruparse en gremios, e incluso provocaron alguna revuelta en el siglo XIV.
La ocupación española
En ese punto se encontraba la ciudad, cuando en 1477 Bruselas pasó a depender del Imperio Español y se convirtió en la sede de los gobernadores de Flandes. En aquel momento histórico se basa el esplendor monumental de la famosa Grand Place de Bruselas.
Pero no todo fue prosperidad, también hubo muchos conflictos, principalmente basados en motivos religiosos, ya que los belgas eran básicamente protestantes. Y en la lucha del rey español, Felipe II contra el protestantismo se dieron cruentos episodios de opresión a la población belga, y en general en todos los Países Bajos.
En definitiva, un periodo convulso y tenso que duró muchos años, hasta que en 1713, Bélgica pasó de manos españolas a las austriacas, según los acuerdos del Tratado de Utrecht.
La independencia
El dominio austriaco duró hasta 1789, y aunque proclamaron su independencia, no llegó completamente la paz, porque pocos años más tarde fueron invadidos por Napoleón y anexionados a Francia. Una situación que acabó con la célebre derrota napoleónica de Waterloo. Y que posteriormente se consolidó con su separación de los Países Bajos.
Fue precisamente en 1830 cuando se nombró a Leopoldo I como primer rey de Bélgica, y a Bruselas su capital. Desde entonces el desarrollo ha sido progresivo hasta la actualidad, que la ciudad no solo es la capital del país, sino en la práctica de toda la Unión Europea, ya que aquí se encuentra el Parlamento, la Comisión de la Unión y el Consejo Europeo.
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Escrito por Armando Cerra