Bélgica, como gran parte de los países pertenecientes a la Unión Europea adoptó como moneda oficial el euro en 2002. Así que para los ciudadanos europeos es muy fácil viajar hasta Bruselas, sin necesidad de cambiar moneda, así como se puede viajar sin pasaporte, tan solo con nuestro habitual Documento Nacional de Identidad.
Además Bruselas es la capital de un país plenamente desarrollado, y no es en absoluto complicado encontrar cajeros automáticos para extraer dinero, y prácticamente todos los negocios disponen de datafonos para pagar nuestras compras con las tarjetas de crédito más habituales. Y por supuesto, a lo largo y ancho de la ciudad son habituales las redes wifi para conectarse a internet.
La salud
Por esa misma pertenencia a la UE, los viajeros españoles, en caso de necesidad, pueden acogerse a los convenios de salud firmados entre los países miembros, de manera que no le falte la atención médica en el caso necesario, siempre y cuando se pueda acreditar la pertenencia a un país miembro de la Unión con la Tarjeta Sanitaria del país de origen (es aconsejable llevar la Tarjeta Sanitaria Europea). Si no es así, los hospitales cobrarán su atención, bien en efectivo o con un cheque. Y siguiendo con el tema de la salud, también hay que saber que las farmacias belgas se señalizan con la típica cruz verde, y que en el caso de ser necesario acudir a una en horario no comercial, todas ellas muestran en su escaparate el listado de farmacias de guardia.
El idioma y el horario
El territorio belga está claramente dividido por los idiomas que se hablan en el país. El flamenco y el francés, con una división que vendría a ser similar a una separación norte y sur. Sin embargo, Bruselas por historia y por capitalidad es bilingüe.
Y en cuanto a la franja horaria que rige en la ciudad, es la misma que en toda Europa Central y la misma que en España. Si bien, aunque el reloj indique la misma hora, sus hábitos son diferentes a las horas de las comidas. En realidad, como en los países de su entorno, en Bélgica se suele comer o almorzar entre las 12 y las 13, 30, mientras que se comienza a cenar a partir de las seis o seis y media de la tarde, siendo habitual que muchas cocinas de los restaurantes, a partir de las nueve comiencen a cerrar. No obstante, en Bruselas, que posee un aire más cosmopolita, estos horarios se relajan un poco y no es complicado, en el centro histórico encontrar locales que sirven comidas y cenas a unos horarios más acordes a nuestras tradiciones mediterráneas. Pero aunque es posible alimentarse a unas horas parecidas a las nuestras, es bueno saber sus costumbres, ya que por ejemplo los horarios de monumentos o museos se rigen por los suyos, cerrando generalmente mucho antes que en España.
Escrito por Armando Cerra