Bélgica, y por lo tanto Bruselas, se halla al norte de Europa. Esa ubicación geográfica hace que su clima sea bastante húmedo, con inviernos fríos y veranos de temperaturas muy suaves. Lo cierto es que ninguna época del año garantiza el buen tiempo en Bruselas, no obstante las probabilidades de lluvia descienden considerablemente durante los meses del final de la primavera y el verano, que por lo tanto se convierten en los meses más propicios para realizar un viaje a la capital belga. Y en el caso de que durante el viaje comience la lluvia, tan solo habrá que tomar ejemplo de los bruselenses, para los que la vida continúa y no cesan en ninguna de sus actividades y desplazamientos.
La estancia en Bruselas
De lo dicho anteriormente se deduce el tipo de ropa que habremos de llevar en el equipaje. Nunca puede faltar la ropa de abrigo, un chubasquero y un paraguas, además de un calzado que evite la molesta humedad en los pies.
Y también hay que tener en cuenta la duración de nuestro viaje. Para recorrer una ciudad como Bruselas y descubrir sus lugares más emblemáticos basta con una estancia de unos tres días. Si bien, para disfrutar de su ambiente e ir sin prisas, deteniéndose aquí o allá a tomar una cerveza o un gauffre, una semana se convierte en una duración ideal
Aunque teniendo en cuenta la situación central dentro del país de Bruselas y el pequeño tamaño de Bélgica, la estancia puede alargarse todavía más para poderse desplazarse hasta otras ciudades interesantes como Gante, Brujas o Lovaina, cuya distancia en tiempo nunca sobrepasa la hora. Además de que desde las estaciones Gare du Midi, Gare Central o Gare du Nord parten puntual y con frecuencias regulares trenes que nos pueden llevar hasta estas urbes turísticas.
Comunicarse en Bruselas
Esta ciudad está habituada a recibir visitantes de todo el continente, por ello está perfectamente preparada para hacerlos sentir bien, y sin duda uno de los elementos que ayudan a ello es la comunicación. Por eso el personal relacionado con el turismo suele dominar varios idiomas. Para empezar, porque la propia ciudad de Bruselas es bilingüe, hablando flamenco y francés. Dos idiomas que siempre aparecen en la señalización.
Pero además gran parte del personal turístico en oficinas de información, hoteles o restaurantes suelen hablar o tener nociones del inglés, además de que son muchos los que pueden comunicarse en español y también en alemán. Por ello, no es excesivamente complicado hacerse entender en Bruselas.
Escrito por Armando Cerra