Para salvar los 120 kilómetros que separan a Atenas de Micenas en la Península del Peloponeso se puede viajar en transporte público por carretera. Si bien puede ser un viaje un tanto tedioso, y quizás sea más recomendable optar por incorporarse a alguna excursión organizada de las muchas que se ofrecen a los turistas o alquilar un coche para que el viaje sea más rápido y libre.

La Antigua Micenas

Esta ciudad fue la más poderosa del territorio griego durante gran parte del Segundo Milenio antes de Cristo. Concretamente su esplendor lo alcanzó entre los años 1.600 y 1.200 antes de Cristo. De aquellos momentos de riqueza económica y cultural quedan diferentes vestigios en la Antigua Micenas, cuyo recinto arqueológico es visitable previo pago de una entrada que permite acceder a la ciudadela y admirar los restos del famoso Tesoro de Micenas.

El Tesoro de Micenas

Hasta que los arqueólogos, especialmente el alemán Schiliemann no halló el fastuoso Tesoro de Micenas, se pensaba que se trataba de algo mítico basado en relatos y leyendas de la Antigüedad, sobre todo relatadas por el famoso poeta Homero, el cual cita la ciudad en sus famosas obras de La Iliada y La Odisea, describiéndola como un urbe extraordinariamente bien construida y rica en oro.

Sin embargo, con los hallazgos arqueológicos de finales del siglo XIX se pudo confirmar que el mito era cierto, y que la civilización micénica había creado obras tan ricas como la famosa máscara de Agamenón. Unos objetos de joyería que hoy se hacen visibles en la visita a la exposición del Tesoro de Micenas.

La Ciudadela

Pero además yendo a Micenas también se puede ver lo que queda de la antigua ciudad, sobre todo en la zona arqueológica denominada La Ciudadela, por su ubicación ocupando lo alto de una colina y por el espectacular amurallamiento que la rodea desde antaño.

Para entrar a ella hay que atravesar la Puerta de los Leones, finamente labrada en piedra. Desde ella se adentra el visitante en La Ciudadela y puede ver diferentes espacios históricos. Uno de ellos es el cementerio real, donde se disponen seis tumbas. Rodeando estos espacios funerarios se encuentran diferentes casas micénicas, las cuales han dado multitud de testimonios materiales para saber cómo vivían los habitantes de la ciudad. Para conocer todos esos secretos en profundidad, lo mejor es hacer una visita guiada que facilite una información que al profano le podría pasar desapercibida.

También se recorre el camino principal del recinto que conduce hasta el Palacio de Agamenón, concentrado en torno a un gran patio. Esta gran construcción permite hacerse idea de la opulencia de la Antigua Micenas y conocer algo más sobre el mítico Agamenón, el protagonista más famoso de su historia.

photo credit: Klearchos Kapoutsis via photopin cc

Escrito por Armando Cerra